Cerro Unita I
En la ladera del cerro Unitas, a 84 kilómetros de Iquique, se despliega el geoglifo del Gigante de Atacama. La figura antropomorfa prehistórica más grande del mundo.
86 metros de altura mide el Gigante de Atacama, imagen preincaica dibujada con acumulación de piedras y raspado de terreno en el Cerro Unitas. Es considerada la figura antropomorfa más grande del mundo, corresponde a la representación de una divinidad realizada por culturas que habitaron la región entre los años 1000 y 1400 d.c. A la derecha del gigante se observa el bastón de mando o báculo, mientras que a la altura de sus rodillas, pueden verse los adornos de pluma que dan cuenta de su jerarquía.
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Uno de los más impresionantes atractivos arqueológicos del norte de Chile, forma parte de un conjunto de 21 geoglifos en la ladera de este cerro localizado en Huara. En él se identifican dos paneles, uno orientado hacia el sur, con 12 figuras geométricas y una zoomorfa, y otro hacia el oeste, donde se aprecia el inmenso humanoide junto a otras figuras geométricas.
Los geoglifos, que en la región pueden apreciarse también en Santa Rosita, cerca de Pica, y el Cerro Pintados, siendo este uno de los mayores murales exteriores del mundo con 390 figuras agrupadas en 60 paneles, son sólo una de las manifestaciones de la rica colección de pintura rupestre legada por los antiguos ocupantes de la zona comprendida entre Arica y el Río Loa. Esta incluye también pinturas en cuevas y aleros (pictografías) e imágenes sobre rocas (petroglifos), expresiones que, a diferencia de los geoglifos, exclusivos de la zona costera del norte de Chile y sur del Perú, se encuentran en diversos lugares del mundo.
A lo largo de todo el norte grande de nuestro país, en una extensión aproximada de 500 kilómetros, se despliega el arte prehistórico de los gigantescos y estilizados geoglifos que adornan las laderas de los cerros, permitiendo su visión completa estando de pie a cierta distancia, sin necesidad de una vista aérea, como ocurre con las líneas de Nazca de Perú, trazadas en el plano del suelo. Consistentes en figuras humanas, camélidos, perros, monos, serpientes, aves, peces, insectos y dibujos geométricos se disponen, generalmente, en antiguas rutas del desierto.
Testimonio de la odisea que debió vivir el hombre en estos parajes tan áridos y del comportamiento de los grupos especializados de las sociedades andinas vinculados al tráfico regional e internacional, es posible que respondan a sistemas de marcas o señaléticas alusivas a las rutas y desplazamientos. Otros estudiosos los asocian directamente a ritos relacionados con el sistema de caravana o la siembra y cosecha de las chacras. Algunos geoglifos históricos se relacionan con la conmemoración de acontecimientos especiales, como es el caso del centenario de la República o ciertos acontecimientos de la guerra del Pacífico. Otros representan calvarios que marcan la ruta del vía crucis, respondiendo al proceso de cristianización.